Desde 1993

La común afición por la escalada fue la clave para que el verano de 1993 tres amigos nos lanzáramos en el mundo profesional a desarrollar un oficio por aquel entonces inédito en nuestra ciudad, Alicante.

Nuestra precariedad laboral por aquellos años de crisis fue también el resorte definitivo para la formación de Altur en Diciembre de ese mismo año. Fueron también los inicios de ANETVA, “asociación nacional de trabajos verticales y en altura”,  un organismo que ayudó a regularizar el desarrollo de esta actividad incipiente que hasta el momento no estaba contemplada en la legislación laboral de la época.

Para las empresas pioneras en España los primeros años fueron difíciles. Tuvimos que convencer al mundo de que el nuestro era un sistema de trabajo en altura complementario y alternativo a los medios convencionales (andamios y grúas), y que permitía la realización de trabajos con eficacia y seguridad. Altur es una de las pocas empresas de ese grupo histórico que se mantiene en activo.

En esa primera época fuimos autodidactas, íbamos adaptando las técnicas y los equipos deportivos al mundo laboral y adquirimos la suficiente experiencia como para defendernos en todas las aplicaciones posibles: albañilería, pintura, soldadura, fontanería, montajes de conductos, impermeabilizaciones, aislamientos…

Participamos activamente en el desarrollo de una metodología de trabajo que se consolidó como sistema de formación estructurado, y se profesionalizaron los utensilios y herramientas que hasta entonces eran casi exclusivamente tomados del ámbito deportivo.

De una actividad "alegal" a una actividad reconocida: el verticalero profesional

Fue desde Europa que instaron a España a actualizar una legislación obsoleta. El revulsivo fue la  la Directiva 2001/45/CE del Parlamento Europeo. Mediante el real decreto 2177 del 12 de noviembre de 2004 se procede a la incorporación al derecho español del contenido de dicha directiva introduciendo disposiciones específicas aplicables a las escaleras de mano, los andamios y a los sistemas utilizados en las técnicas de acceso y posicionamiento mediante cuerdas, comúnmente conocidos como "trabajos verticales". Las empresas que en aquella época estábamos vinculadas a ANETVA tuvimos mucho que ver en el reconocimiento y normalización como nuevo gremio dentro del sector de la construcción.

Primeros pasos hacia un modelo de empresa social y solidario

Implantamos un sistema equitativo de distribución del dinero obtenido con la actividad colectiva reinvirtiendo todo el excedente, con  la renuncia de los socios al reparto de beneficios a cambio de mayor implicación en la empresa.  Esta iniciativa no tuvo éxito quizá por  la falta de madurez de la organización,  buena parte de los trabajadores rechazaron el sistema propuesto en pro de un sueldo fijo mayor imposibilitando que aquella idea prosperase. Quedó en evidencia que no se daban las condiciones para un  cambio sustancial que permitiese desarrollar la verdadera esencia y motivación de Altur, pero ese espíritu permanecía latente.

Años de prosperidad económica

Sin darnos cuenta, pasaron los años y Altur se había consolidado en el mercado, disponíamos de reconocimiento y de una cartera de clientes que confiaba en nosotros. Las cosas nos iban bien y podíamos vivir de este nuevo oficio.

Llegó la crisis

Para muchas empresas la crisis fue un momento difícil, muchas se reinventaron y nosotros somos un ejemplo de ello. No queríamos que Altur desapareciese y con ella los puestos de trabajo que se habían creado a lo largo de los años, de modo que buscamos nuevas soluciones. Se propuso como fórmula para el mantenimiento de los puestos de trabajo la formación de  una cooperativa, pero necesitábamos el apoyo y convencimiento de todas las personas que formábamos Altur: los socios propietarios y los trabajadores contratados cuyo puesto era insostenible por la nueva situación de crisis económica. La condición fundamental para que esto se pudiera dar era comprometernos con los valores de la economía social y solidaria, trabajar para mejorar como personas, como organización y como sociedad. Ha sido todo un reto, pero somos verticaleros y tenemos ese espíritu de aventura que nos dictaba a explorar nuevos caminos.

Nos reinventamos como cooperativa

Constituirse como cooperativa era una alternativa válida para salvaguardar los puestos de trabajo de todos los trabajadores que libremente optaron por esa opción, pero implicaba revisar toda una serie de valores que hasta el momento no habíamos contemplado. Formar parte de un proyecto laboral colectivo que diera prioridad a los intereses colectivos, sociales y medioambientales, en detrimento de los intereses puramente individualistas, nos parecía un buen camino pero pronto surgieron diferencias insalvables en el grupo relativas a cuestiones de organización interna. La  falta de homogeneidad entre dos visiones incompatibles obligó a una bifurcación.

La nueva Altur

Parte del equipo que formábamos Altur nos decidimos hacia ese nuevo modelo de organización soñado. Con el afán de aprender de otros modelos ejemplares viajamos al norte a estudiar la cooperativa Asaken y la corporación de cooperativas Mondragón, una experiencia altamente gratificante y motivadora que nos orientó en cuanto a la definición de  las claves fundamentales en la articulación de nuestro proyecto. Sentimos que había mucha sabiduría en esta nueva forma de hacer, e hicimos un gran esfuerzo de interiorización de todos esos conocimientos y los aplicamos en el equipo de la nueva Altur. En este proceso percibimos que estábamos cambiando y teníamos  la fuerza y la energía para transmitir esos cambios.

Así fue como fundamos la Cooperativa Altur de trabajo asociado sin ánimo de lucro PROYECTOS SOSTENIBLES S. COOP. V.

La resistencia al cambio forma parte del proceso natural, pero las nuevas fórmulas estaban a nuestro alcance. Dos años después somos 8 socios con trabajo estable y sueldos dignos, formamos parte de una red que trabaja por los principios del bien común y el despliegue de de la economía social y solidaria. No sólo cambiamos las reglas del juego, estamos mejorando nuestra calidad de vida tanto laboral como a nivel personal. Seguimos siendo los mismos profesionales, pero ahora, también queremos compartir todo eso bueno que estamos descubriendo, y por supuesto, seguir creciendo y mejorando como cooperativa.

Recientemente nuestra sección encargada de la formación se ha constituido como una nueva cooperativa autónoma que se rige por los mismos principios: sin ánimo de lucro y valores de la economía solidaria: https://www.tecniqa.org/
En estos momentos estamos desarrollando un nuevo proyecto de carácter social: AL3. Se trata de impulsar la intercooperación entre autónomos y pequeñas empresas del sector de los trabajos verticales urbanos para acreditarse como técnicos IRATA que les permitan acceder a trabajo mejor reconocido y remunerado.

Intercooperación

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